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19 de abril
19:10 2018
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Pelayo, Caser, AXA y Generali, premiados por su labor en detección de fraudes

Pelayo, Caser, AXA y Generali han sido los galardonados con los primeros premios en las categorías de Auto, Diversos y Personales por ICEA en su XXIV Concurso sectorial de detección de fraudes, permios que reconocen "los esfuerzos realizados por los profesionales del sector para detectar y combatir estafas que perjudican a todos los asegurados y a la sociedad en su conjunto".

En la categoría de Auto el primer premio fue para un caso de la aseguradora Pelayo. Rosa García en representación de la compañía explicó cómo su asegurado denunció un golpe en su vehículo Volkswagen Polo blanco estacionado por un vehículo que se dio a la fuga. El Polo presentaba marcas de una colisión fuerte en la parte frontolateral derecha y su reparación rondaría los 3.500 euros. También podían verse fragmentos de plástico rojo del piloto trasero de otro coche, así como una letra "S" que se ha debido desprender del vehículo huido.

Tras analizar los desperfectos el perito concluye que es posible que el choque haya sido con un Ford Focus. Modelo de 2001, para más señas. El análisis de los daños también desvela que el pretensor del cinturón de seguridad del conductor estaba activado, algo que no debía ocurrir pues, según relata el cliente, la colisión se produjo sin haber nadie dentro del coche y estando este supuestamente estacionado. Tras una profunda investigación del perito por talleres de la zona y tras hablar con varios vecinos, "se da la vuelta a la tortilla" y se descubre que es el propietario del Volskwagen Polo blanco quien colisionó contra el Renault Megane rojo, y otros dos vehículos y quien luego se dio a la fuga para evitar la sanción.

Simular el hundimiento de un pesquero

Entre los intentos fraudes más "rocambolescos" de este año, Caser detectó el caso del hundimiento de un pesquero en la costa gaditana que la ha hecho merecedora el primer premio en al apartado de Diversos. Francisco Picón explicó que ya desde el principio "la aseguradora sospechó que el infortunio podía ser provocado" porque la embarcación no activó las señales habituales de alarma y, además, quien acudió en su auxilio fue una embarcación propiedad del sobrino del empresario. Además, apenas unos días antes del hundimiento, el pesquero había recibido permiso para navegar 30 millas mar adentro, cuando antes sólo podía hacerlo hasta 10 millas. El lugar del suceso era, por lo tanto, una zona mucho menos transitada y las posibilidades de que hubiera testigos de lo sucedido eran más bajas. Además, una vez comunicado el hundimiento, la aseguradora trató de localizar el buque, pero este jamás fue encontrado. El caso acabó en el juzgado que finalmente denegó el pago de los 325.000 euros que reclamaba el asegurado. "No había ni rastro del buque, pero era claro que este no se podía haber hundido en las circunstancias descritas. Tenía que haber habido una actuación dolosa o imprudente", señaló finalmente la sentencia.

En el apartado de Personales, el primer premio fue compartido por AXA y Generali que consiguieron eludir el pago de 717.159 euros y 276.822 euros respectivamente. Philippe de Mingo (AXA) y Javier Aguirre (Generali) explicaron como el protagonista de esta historia, un fontanero español nacido en Venezuela en paro contrató cinco seguros de Vida y Accidentes con unos capitales asegurados particularmente elevados. El hombre relató que en Venezuela fue asaltado por dos individuos a punta de pistola y que esta se disparó y le amputó varios dedos, lesiones que  le acarrearon una incapacidad permanente total.

Las aseguradoras implicadas sospecharon al analizar el caso y descubrir que no había documentación acreditativa de lo sucedido a pesar de la gravedad de los acontecimientos. El perito médico determinó, además, que la naturaleza de las lesiones era incompatible con la narración de los hechos que hacen los implicados. El supuesto lugar donde ocurrió el atraco también resulta sospechoso para las aseguradoras, así que las dos aseguradoras decidieron no abonar la indemnización. El asegurado presentó las correspondientes demandas contra ellas y tras siete años, la Audiencia Provincial de Castellón que juzgó el caso, reconoció las anomalías del caso y los cambios en las narraciones de los hechos realizadas por el asegurado y su esposa sentenciando a favor de las compañías.