La percepción que la juventud española tiene sobre su salud repunta en 2025 tras años de retroceso. Es la principal conclusión del 'Barómetro Juventud, Salud y Bienestar' elaborado por Fundación Mutua Madrileña y Fad Juventud, que señala que el 65% de jóvenes valora su salud como buena o muy buena, el mejor dato desde la pandemia, aunque todavía por debajo de los niveles previos a 2020.

El estudio, basado en una encuesta a 1.511 jóvenes de entre 15 y 29 años, muestra una generación que recupera terreno en bienestar físico y hábitos saludables, pero que continúa muy afectada por problemas emocionales y por un sentimiento de soledad en aumento. Según el Barómetro, el 72% de jóvenes declara preocuparse por su salud y un 68% asegura llevar un estilo de vida sano. La práctica de ejercicio frecuente se ha duplicado desde 2021: el 42,6% hace deporte prácticamente a diario.

Preocupación por su imagen personal

En paralelo, crece la preocupación por la imagen personal. El 35,9% afirma estar muy o bastante preocupado por su aspecto, un salto de casi 16 puntos respecto a 2023, especialmente acusado entre mujeres y los más jóvenes.

La salud mental continúa siendo uno de los principales retos. Aunque los datos mejoran levemente respecto a las ediciones anteriores, más de la mitad (54,7%) reconoce haber sufrido algún problema de salud mental durante el último año. El cansancio extremo, la falta de concentración, la tristeza y la falta de interés se consolidan como síntomas habituales. Casi 1 de cada 5 jóvenes ha recibido un diagnóstico de ansiedad, el trastorno más frecuente, seguido de la depresión.

El informe también constata una reducción en la ideación suicida: el 43% ha tenido pensamientos suicidas en algún momento de su vida, cinco puntos menos que en 2023. Aun así, las cifras se mantienen en niveles preocupantes y muestran fuertes desigualdades. Entre quienes sufren carencias materiales severas, uno de cada cuatro se ha autolesionado con frecuencia.

El problema de la soledad

La soledad emerge como uno de los fenómenos más alarmantes del estudio. El 87,5% afirma haberla sentido en el último año y 1 de cada 4 la experimenta con frecuencia. Pese a que casi el 80% dice contar con redes de apoyo, sólo 2 de cada 3 recurren a ellas cuando atraviesan dificultades.

Las diferencias de género y edad atraviesan todo el diagnóstico. Las mujeres presentan más síntomas de ansiedad, tristeza y presión por la imagen, mientras los hombres reconocen mayor implicación en conductas de riesgo. El grupo de 20 a 24 años concentra los mayores niveles de estrés y sensación de incertidumbre, asociados a la transición hacia la vida adulta.

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